«Dios prometió a Noé que no volvería a inundar la Tierra»
Tanto afán de los científicos para curarse en salud frente a los escépticos del cambio climático se comprende mejor si se pone en su contexto. Y el contexto, entre otras cosas, es que el congresista republicano por Illinois John Shimkus, aspirante a presidir el comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes y firme candidato a ser secretario de Energía en una eventual Casa Blanca de Sarah Palin, ha declarado a Politico lo siguiente: que a él el cambio climático no le preocupa lo más mínimo porque sabe con toda certeza que no se producirá. ¿Y cómo lo sabe? Pues “porque el Génesis dice que Dios prometió a Noé después del Diluvio que no volvería a inundar la Tierra, y yo me lo creo”. A lo cual Andrew Leonard, un famoso bloguero tecnológico, ha replicado: “Me alegro de que John Shimkus pueda dormir por las noches, confiado en que la palabra de Dios es infalible, inmutable y perfecta; pero para aquellos de nosotros que tenemos menos confianza en la capacidad de la Humanidad de meter la pata, la idea de que la Biblia puede llegar a determinar la política energética del gobierno induce úlceras de estómago masivas”.
«Dios prometió a Noé que no volvería a inundar la Tierra»
Tanto afán de los científicos para curarse en salud frente a los escépticos del cambio climático se comprende mejor si se pone en su contexto. Y el contexto, entre otras cosas, es que el congresista republicano por Illinois John Shimkus, aspirante a presidir el comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes y firme candidato a ser secretario de Energía en una eventual Casa Blanca de Sarah Palin, ha declarado a Politico lo siguiente: que a él el cambio climático no le preocupa lo más mínimo porque sabe con toda certeza que no se producirá. ¿Y cómo lo sabe? Pues “porque el Génesis dice que Dios prometió a Noé después del Diluvio que no volvería a inundar la Tierra, y yo me lo creo”. A lo cual Andrew Leonard, un famoso bloguero tecnológico, ha replicado: “Me alegro de que John Shimkus pueda dormir por las noches, confiado en que la palabra de Dios es infalible, inmutable y perfecta; pero para aquellos de nosotros que tenemos menos confianza en la capacidad de la Humanidad de meter la pata, la idea de que la Biblia puede llegar a determinar la política energética del gobierno induce úlceras de estómago masivas”.
Internacional
Científicos de EE.UU. contra los escépticos del calentamiento global
Temen nuevos «Climagates» con la mayoría republicana en el Congreso
Día 12/11/2010 - 19.20h
A las barricadas…y a los laboratorios. Uno de los colectivos que se está rearmando ante la nueva efervescencia republicana en el Congreso de Estados Unidos son los científicos comprometidos con la lucha contra el cambio climático. Hasta 700 de ellos han atendido la llamada de la American Geophysical Union (AGU), una organización sin afán de lucro con más de 50.000 miembros extendidos por 135 países. Objetivo: combatir a los escépticos del calentamiento global y prevenir nuevos “Climagates”.
La prensa anglosajona acuñó la expresión “Climagate” para referirse a una aguda controversia suscitada en noviembre de 2009 con la filtración ilegal (estilo Wikileaks, aunque en esta ocasión no fueron ellos) de miles de e-mails y comunicaciones internas de la unidad de investigación climática de una prestigiosa universidad británica.
El director de la unidad, el prestigioso climatólogo Philip D. Jones, fue temporalmente apartado de sus funciones al inferirse de las comunicaciones intervenidas que varios científicos habían dado el salto al activismo, exagerando los peligros reales del cambio climático. Hubo varias investigaciones, entre ellas una por lo penal, aunque finalmente se concluyó que los posibles errores o malas prácticas no alteraban ningún dato ni hecho esencial. El profesor Jones fue rehabilitado y reestablecido en su puesto. Pero quedó una seria sombra de duda.
Escépticos ante el cambio climático
Incidentes como el “Climagate” han dado alas a los escépticos ante el cambio climático, que en todo el mundo tienden a concentrarse a la derecha del espectro político. Los hay más serios y menos serios, como Christopher Walker Monckton, tercer vizconde Monckton de Brenchley, aristócrata, político y periodista británico, antiguo conservador ilustre (llegó a ser asesor de Margaret Thatcher) y más recientemente pasado al UK Independence Party, una especie de Tea Party a la inglesa que entre otras cosas predica la separación del Reino Unido de la Unión Europea.
Otras distinguidas propuestas del vizconde son la de parar la extensión del SIDA en el mundo haciendo la prueba cada mes a toda la población, y poniendo en cuarentena permanente a todos aquellos que den positivo, así sean millones de personas.
Con este personaje mantuvo una enconada disputa sobre el cambio climático el profesor John Abraham, especialista en termodinámica y fluidos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad St.Thomas (una distinguida universidad católica de Minnesota). Su batalla online con el vizconde anticlimático, que llegó a ser escuchado por el Congreso de Estados Unidos, le valió al profesor Abraham una notoriedad mundial que ahora utiliza para encabezar la campaña de la AGU y coordinar un “equipo de respuesta rápida sobre el clima”.
Sus miembros tienen que ser científicos capaces de enfrentarse con éxito a audiencias hostiles tanto en cámaras legislativas como en programas de radio o de televisión. Conscientes de que muchos republicanos emergentes (más de la mitad) y en particular los líderes del Tea Party han ganado las elecciones jactándose de no creer en el calentamiento global –y algunos, incluso, de que iban a revertir las medidas “verdes” aprobadas por Nancy Pelosi en el Congreso-, el equipo de John Abraham quiere estar preparado para la batalla.
No se puede hacer ciencia a espaldas a la política
Su filosofía es que a día de hoy ya no se puede hacer ciencia de espaldas a la política ni jugar meramente al contragolpe. Su plan es tomar ellos la iniciativa, atacar a los que niegan el cambio climático y a los que tratan de desacreditar a los científicos que lo denuncian.
En el equipo de respuesta rápida de John Abraham figuran nombres como el de Kevin Trenberth, jefe de la Sección de Análisis Climático del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica. En 2001 y 2007 Trenberth lideró informes sobre el cambio climático del Panel Intergubernamental de la ONU. Es miembro de las más destacadas instituciones internacionales que investigan el cambio climático y es un especialista en las oscilaciones de la corriente El Niño.
También está Michael Oppenheimer, profesor de Geociencia y Asuntos Exteriores en la Universidad de Princeton, cuyo impresionante curriculum se extiende hasta Harvard y la Universidad de Chicago. También ha sido autor principal de varios informes del Panel Intergubernamental sobre el clima, ha recibido numerosos premios, ha escrito más de cien artículos de prensa y ha aparecido en varios programas de televisión hablando del cambio climático. Fue particularmente famosa su intervención en el show de Oprah Winfrey junto al actor Leonardo DiCaprio, un gran defensor del medio ambiente.
«Dios prometió a Noé que no volvería a inundar la Tierra»
Tanto afán de los científicos para curarse en salud frente a los escépticos del cambio climático se comprende mejor si se pone en su contexto. Y el contexto, entre otras cosas, es que el congresista republicano por Illinois John Shimkus, aspirante a presidir el comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes y firme candidato a ser secretario de Energía en una eventual Casa Blanca de Sarah Palin, ha declarado a Politico lo siguiente: que a él el cambio climático no le preocupa lo más mínimo porque sabe con toda certeza que no se producirá. ¿Y cómo lo sabe? Pues “porque el Génesis dice que Dios prometió a Noé después del Diluvio que no volvería a inundar la Tierra, y yo me lo creo”. A lo cual Andrew Leonard, un famoso bloguero tecnológico, ha replicado: “Me alegro de que John Shimkus pueda dormir por las noches, confiado en que la palabra de Dios es infalible, inmutable y perfecta; pero para aquellos de nosotros que tenemos menos confianza en la capacidad de la Humanidad de meter la pata, la idea de que la Biblia puede llegar a determinar la política energética del gobierno induce úlceras de estómago masivas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario