En el MAEV, “Prensa y modernidad en el agrarismo veracruzano”
* Dentro del ciclo “Veracruz, 1920-1935: movimientos sociales y vanguardias estéticas”
* Conferencia dictada por la Mtra. Elissa Rasshkin, investigadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Nati Rigonni
Con motivo del Centenario de la Revolución Mexicana , el Museo de Arte del Estado de Veracruz –en la ciudad de Orizaba-, ha ofrecido un amplio programa de actividades que comprenden: conciertos, mesas redondas, proyección de documentales y películas, presentaciones de libros, exposiciones varias, y el ciclo de conferencias “Veracruz 1920-1935: movimientos sociales y vanguardias estéticas”.
Debido a que tradicionalmente el movimiento revolucionario en Veracruz se ha estudiado con relación a la historia nacional, el programa busca ampliar esa visión e incluir otros movimientos, como el de la Liga de Comunidades Agrarias, tomando también en cuenta un movimiento artístico de vanguardia que se originó y desarrollo en el mismo territorio y en los mismos años: el Estridentismo.
El ciclo abarca los temas: “La educación en Veracruz durante una etapa radical: los años 20” , conferencia dictada por Ragueb Chaín, del Instituto de Investigaciones Educativas ( U. V.); “La Revolución en Veracruz. Una visión panorámica”, tema que abordó Bernardo García Díaz, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (U. V.); “El movimiento inquilinario en Veracruz”, tema de investigación de Octavio García Mundo, de la facultad de Historia (U.V.); “El agrarismo en Veracruz en la época de Adalberto Tejeda”, por la investigadora Romana Falcón, de El Colegio de México; y la conferencia “Prensa y modernidad en el agrarismo veracruzano” que fue dictada por la Mtra. Elissa J. Rashkin, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, e investigadora de tiempo completo del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la U. V., en Xalapa.
Elissa Rashkin
Elissa J. Rashkin es licenciada en Comunicación por el Hunter College, en Nueva York, y maestra y doctora en comunicación por la universidad de Iowa. Su tesis fue Women Filmmakers in Mexico, 1988-1994. Fue periodista independiente entre 1995 y 1998 en publicaciones como The Portland Alliance, Toward Freedom, El Andar, Herizons y otros. Investigadora en The American Film Institute, en Los Angeles, donde colaboró en el catálogo del cine estadounidense de los años 40. Colaboró también en el Independent Television Service, en St. Paul, Minessota, en una serie de debates en la industria de televisión.
Entre 2003 y 2004 realizó la investigación: “El estridentismo y el arte moderno en México, 1921-1927” , apoyada por el National Endowment for the Humanities, de E. U. Es responsable del Comité Editorial de la investigación: “Soy de nación campesino: Identidad y representación en el agrarismo veracruzano”. También trabaja en el proyecto: “Literatura y movimientos sociales en Veracruz, 1915-1935” del programa Fullbright-García Robles y el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la U. V.
La lucha por la palabra
En la confrencia “Prensa y modernidad en el agrarismo veracruzano”, la Mtra. Elissa Rashkin dijo que para el análisis de la prensa campesina tomó en cuenta dos cuestiones más amplias: el impacto de la modernidad en el campo y la transformación de lo que Ángel Rama denominó “la ciudad letrada” a través de la Revolución Mexicana y los movimientos sociales que surgieron como consecuencia, entre ellos el agrarismo. “La ciudad letrada, ligada estrechamente con la ciudad real como espacio físico, es el mundo donde la palabra escrita es siempre un instrumento de poder: poder represor y exclusivista en la mayoría de casos, pero en determinado momento, apropiada por ‘los de abajo’ como arma de resistencia.” Precisó.
Con lujo de detalles, expuso cómo la prensa campesina fue un intento de fomentar la comunicación entre las mismas comunidades agraristas y sus aliados, buscando la unión, el apoyo mutuo, la solidaridad. Elissa explicó que: “Ofreció respuestas propias a las interpretaciones publicadas en la prensa dominante, surgidas de las clases dominantes urbanas, para quienes el campesino armado, de cualquier ideología o facción política, siempre era un amenazante otro.”
En muchas partes del estado de Veracruz, la década de los 1920 fue tanto o más sangrienta que los años inmediatamente anteriores, los de la Revolución. Aunque la lucha entre las facciones revolucionarias al nivel nacional había terminado, el esfuerzo de grupos campesinos por hacer efectiva la nueva legislación agraria en demanda de la restitución o dotación de tierras fue resistido violentamente por los hacendados, quienes procuraron evitar, a cualquier costo, la expropiación de sus propiedades.
Luego agregó que para defender su causa, la Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz (LCAEV) lanzó en 1925 su propio periódico, La Voz del Campesino, que contaba con apoyo económico del gobierno estatal y de los comités agrarios de la región. En contraste con los periódicos que presentaban la lucha agraria como amenaza al orden social, La Voz del Campesino ofrecía una visión en la cual los campesinos eran protagonistas de su propia historia.
La prensa, emblema de la modernidad
Se suele pensar en la modernidad en relación con el espacio urbano, mas el proceso revolucionario que se detonó en el campo veracruzano en las primeras décadas del siglo XX llevó consigo elementos sumamente modernos: tecnologías de comunicación o ideologías (como el comunismo y el anarquismo), que llegaron al campo como parte de la lucha agraria; doctrinas, que provinieron principalmente del puerto de Veracruz, y que fueron adoptadas y transformadas por los campesinos según sus propias necesidades, conocimientos y experiencias.
Con una presentación sencilla, la Mtra. Elissa mostró imágenes que ejemplificaron su discurso: “Las fotografías tomadas por Atanasio D. Vásquez, en 1925, y publicadas en La Voz del Campesino hablan elocuentemente de estos encuentros e intercambios. En general las fotos muestran un ambiente rural que nunca aparecía en periódicos como El Dictamen; además, este ambiente no es ni estático ni folklórico sino un terreno de lucha, complejo y dinámico. Paralelamente, los textos escritos expresan opiniones críticas del poder—sea éste representado por gobernantes, terratenientes, caciques, o la prensa dominante—y narran experiencias en que los campesinos no son el otro remoto, sino protagonistas de la historia.”
Dijo que la figura del campesino es, en parte, una construcción de los tiempos posrevolucionarios, utilizado desde arriba para servir a los intereses del nuevo régimen. La Mtra. Rashkin recordó la pregunta que, en otro contexto, hizo la teórica poscolonialista Gayatri Spivak hace más de dos décadas: “¿Puede hablar el subalterno?” La pregunta, por supuesto, no se refería a que si el subalterno, en este caso el campesino, realmente habla o no, sino en prestar atención a los espacios, los momentos, las condiciones históricas que permiten—o impiden—que su voz sea escuchada.
“Al afirmar que en La Voz del Campesino y otras publicaciones de la Liga el trabajador rural asume el papel de sujeto social, no quiero decir que esto pasa sin mediaciones de varios tipos, y de hecho he señalado la importancia en los relatos campesinos de los mediadores, que a veces son agentes externos (los ingenieros enviados por la Comisión Nacional Agraria, por ejemplo), pero a veces son intelectuales orgánicos surgidos del mismo campesinado, con la habilidad de negociar entre distintos mundos discursivos y niveles de poder.” Aseguró.
Elissa Rashkin finalizó la conferencia con estas contundentes palabras: “Al lanzarse contra el dominio feudal de los hacendados, contra la hipocresía de los políticos que decían apoyar a la reforma agraria enriqueciéndose a costo público y abogando por el desarme de los campesinos, contra los militares ‘revolucionarios’ defensores de los terratenientes, contra todo un sistema capitalista fundado sobre bases de desigualdad y explotación, ellos también asaltaron los muros de la ciudad letrada, abriendo espacios donde los intereses de la población rural podían ser representados, y exigiendo –batalla inconclusa hasta la fecha- la democratización de la palabra.”
Atenta invitación
En el mismo ciclo “Veracruz, 1920-1935: movimientos sociales y vanguardias estéticas”, se presentará el libro “Documentos, testimonios y crónicas de la Revolución Mexicana en Veracruz”, antología, de Bernardo García Díaz. Se contará con la participación del autor.
Así también se tiene programada la conferencia “El Estridentismo: memoria y valoración”. Recordemos que el Movimiento Estridentista surgió en la Ciudad de México, comandado por el poeta veracruzano Manuel Maples Arce, quien en 1921 publicó su primer Manifiesto en el que proclamaba la renovación de los lenguajes y los contenidos del arte. Cabe destacar que el también veracruzano Heriberto Jara –quien tuvo clara la importancia de la cultura para el desarrollo social-, cobijó y apoyó los proyectos de los Estridentistas que se asentaron en Xalapa.
La invitación continúa abierta para seguir el amplio programa de enrriquecimiento, goce estético, análisis y reflexión ofertado por el MAEV. La entrada a todos los eventos es gratuita. Mayores informes respecto a la cartelera, en el teléfono 01 (272) 7 24 32 00.
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