El documental “Pa’ todo mal…” triunfador en el
ENAJI
* La selección oficial del ENAJI constó de siete producciones que compitieron por el premio del público al Mejor Cortometraje Mexicano 2010
* “Con una cámara podemos hacer una resistencia cultural ante esa opresión masificadora que es la televisión.” Geovanni Ocampo
Por Nati Rigonni
Tetlanohcan, Tlaxcala. 9 de noviembre. El documental “Pa’ todo mal…” del realizador michoacano Geovanni Ocampo, resultó ganador en el 1er Encuentro Audiovisual de Jóvenes Indígenas en México, Expresiones Originarias 2010 (ENAJI).
El ENAJI surge de la necesidad de abrir un espacio de encuentro para los jóvenes de comunidades indígenas en México, en el cual se de a conocer y se difunda el cine experimental, documental, de animación y de ficción producido por estos creadores.
Esta primera edición se celebró del 28 al 30 de octubre del 2010, en El Nido de las Águilas, del municipio Tetlanohcan, Tlaxcala; en el marco del Tercer Encuentro Internacional de Jóvenes Hablantes de Lenguas Originarias, Matlalcueyetl 2010.
Los documentales participantes en la selección oficial que compitieron por el premio del público al Mejor Cortometraje Mexicano ENAJI 2010 son: ¿A dónde va tu basura? (2006 / 5 min. / Dir. Jaime Magaña); K'in Paxion (2008 / 17 min. / Dir. Juan Antonio Méndez Rodríguez); Jotooky Pëtsëëmpë (2010 / 20 min. / Dir. Yovegami Ascona Mora); El Pueblo Chontal de Tabasco (2009 / 20 min. / Dir. Tacho Aguilar) y Pa' todo mal… (2010 / 20 min. / Dir. Geovanni Ocampo Villanueva).
Así como los cortometrajes: Nocturnos (2010 / 8 min. / Ficción / Dir. Luna Maran); y Kosmo Visión (2010 / 3 min. / Experimental / Dir. Citlali Hernández Jiménez).
La dinámica para otorgar el premio fue realizada a través de un par de proyecciones donde el público asistente votó en una boleta; posteriormente a su conteo se definió el ganador, que resultó ser el documental “Pa’ todo mal...”
Su realizador, Geovanni Ocampo, recibió con una amplia sonrisa la presea, que bajo la forma de un temazate de madera –elaborado en la Sierra de Zongolica-, le fue otorgado por los organizadores.
Héctor Domínguez, miembro del comité, dijo que todos los trabajos proyectados pueden considerarse ganadores, sin embargo explicó que “Pa’ todo mal…” fue el favorito del público; mostró el premio “simbólico” y comentó que este temazate –especie de venadito, que habita en la región de las altas montañas de Veracruz-, fue tallado por un artista nahua.
Y pa’ todo bien, también
Con 60 minutos de duración total, el documental aborda el largo proceso de elaboración del mezcal, desde el corte de la penca hasta su destilación, pasando por la ardua preparación del horno y el lento cocimiento de las piñas de agave, lo que le confiere su aroma característico.
Producido por Dogmita, el proyecto fue financiado parcialmente por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Proyecto de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (Pacmyc), y forma parte de un proyecto global, que se llama “Vida y cotidianidad en tierra caliente”, que aborda cuatro temas: huarache, sombrero, mezcal y juego de pelota.
En entrevista el realizador comentó: “Con respecto a huarache y sombrero, están abordados en un solo documental que se llama ‘Primera necesidad’; el otro proyecto se llama ‘Coime’, en donde a partir de ese personaje –que es como un arbitro-, cuento las reglas del juego y la dinámica que se da en las canchas, en los patios de pelota calentanos. Esos trabajos todavía no han sido presentados públicamente.”
“Con el que empecé es con el mezcal. Mucha gente michoacana cree que el mezcal es de Huetamo y no, es de la parte de Guerrero. Antes de que existieran las divisiones territoriales, ese espacio era uno solo, así que fui a investigar. Vallecitos o la sierra de Guerrero, es una extensión cercana a Zihuatanejo. Toda la produccion de mezcal de esa sierra se iba en burros a Huetamo, convirtiéndose así en centro de comercio y distribución mas no de producción. El resultado ha gustado mucho a antropólogos, pero sobre todo le ha gustado mucho a la gente.”
Según comentó Geovanni, “Pa’ todo mal…” ha sido exhibida en distintas regiones y en cada una de las presentaciones los asistentes han expresado un elemento común como respuesta a la obra audiovisual, la risa.
Al respecto Geovanni expresó: “¡Bendita risa! Ha estado presente desde su estreno en la X Muestra de Cine y Video Independiente, en las proyecciones en Huetamo y Tlapehuala –en pantallas y espacios improvisados, porque no hay cine; en Huetamo se perdió la sala de cine-, y en Vallecitos, Guerrero –lugar donde fueron levantadas las imágenes para su muestra hacia el exterior-. Cuando la risa es una respuesta generalizada, habla de cosas muy potentes en cuanto a comunicación se refiere. No deberíamos subestimar el poder de la risa.”
El documental es muy completo, en él no sólo se abordan los diversos aspectos de su produción –tiempo, costos y control de calidad, incluídos-, también es posible conocer el contexto sociocultural en torno a la elaboración de este producto, hoy considerado gourmet; es posible adentrarnos a los mitos, leyendas, hábitos de consumo, a la visión que sobre el mezcal tiene la gente de Tierra Caliente.
Gente con un extraordinario sentido del humor a pesar de la adversidad. Labradores, juntadores, arreadores, quien lo produce y quien lo vende, quien lo consume: sonríen, cantan, bailan mientras trabajan, juegan con las palabras. “Exhibir en el lugar donde se realizó, con los personajes y sus familiares ha sido fundamental para mí; no tengo otra forma de mostrar, como realizador, mi agradecimiento hacía quienes compartieron su espacio y confianza para contar sus historias a través del registro de imágenes.” Precisó el realizador.
“Hubo muchas dudas al respecto, porque yo no tengo formación de cineasta, yo soy sicólogo de profesión. Pero vivimos tiempos muy bonitos donde con una cámara podemos hacer una resistencia cultural ante esa opresión masificadora que es la televisión.”
“Un teórico decía que nunca hay que ir a mostrar los resultados a las comunidades, porque nos ponemos en una situación de riesgo, porque a la gente de la comunidad puede no gustarle y te pueden sugerir que lo cambies. Esa es la opinión de quien hace documental desde la perspectiva académica. Yo difiero, porque creo que hay que regresar el conocimiento. Es una cuestión de respeto.”
“Lo he inscrito en muchos festivales, en algunos lo han acogido bien, en otros lo han dejado fuera, supongo que por cuestiones de material, yo trabajo con lo que tengo, trabajamos con video, y los festivales de gran envergadura exigen tecnología más avanzada, como el HD. Para muchos de nosotros es casi imposible comprar algo así para grabar. Aparte de la cámara hay que tener una computadora especial para editar HD, son criterios económicos.”
“Muchos compañeros y yo consideramos que esto es una cuestión de poder, de exclusión; no tenemos cabida. Pero ante unas negativas se abren otras puertas, afortunadamente existen festivales como este donde podemos mostrar nuestros trabajos. Aparte de competir dentro del ENAJI –para el cual hice una versión corta, de 20 minutos-, se programó la versión completa en el marco del Tercer Encuentro Internacional de Juventud Indígena.”
El documental muestra integro el proceso: hombres separando las piñas de la agavácea de sus tallos, hojas y raíces, que luego son transportadas en hombros o sobre animales de carga, por terrenos peligrosos; con especial cuidado las piñas se cuecen, se muelen, se desmenuzan; el bagazo –hidratado con maestría-, se deja reposar en tinacales de madera, plástico o de cuero. Antiguamente, en algunas regiones, se usaba piel de venado.
El proceso requiere paciencia para esperar a que fermente, el líquido pasa luego a los alambiques, que son lavados minuciosamente con jugo de limón. El artesano mezcalero o vinatero determina el grado de alcohol que contendrá y se hace una doble destilación...
“Pienso que es muy importante que se vea a detalle el largo y difícil proceso de elaboración, que dura entre 21 y 24 días, mientras nosotros lo vemos en una hora, cómodamente sentados en nuestras sillas. Que la gente se dé cuenta de la friega que se ponen estos hombres para sacar este líquido tan preciado. Si no tenemos la sensibilidad para valorarlo, entonces ¿cómo le vamos a hacer?”
Posteriormente el jóven realizador compartió otra buena noticia: “Mientras se proyectaba en Tlaxcala, de manera simultánea se exhibía en Erongaricuaro, dentro de la Segunda Saboreada de Mezcales Michoacanos, y me fue informado que obtuvo también el 1er lugar, en la modalidad de fotografía.”
Geovanni dijo estar muy a gusto en Tlaxcala, muy agradecido con su gente y con los organizadores tanto del 1er Encuentro Audiovisual de Jóvenes Indígenas en México, como con los organizadores del Tercer Encuentro Internacional de Juventud Indígena.
Considero que las circunstancias fueron propicias para el reconocimiento que se le hizo al trabajo de Geovanni sobre el mezcal. Cabe destacar que en 1998, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrollaron el proyecto “La ruta del mezcal”, en el cual recorrieron comunidades indígenas para identificar los lugares donde se produce mezcal de manera artesanal; hornos descubiertos en Xochitécatl-Cacaxtla fueron sometidos a rigurosos análisis por especialistas del Instituto de Química de la UNAM, confirmando la presencia del maguey y del combustible que se utilizó para el cocimiento de las piñas.
Al final de la entrevista Geovanni Ocampo dijo: “Un documental es como un recadito que metemos en una botella con corcho y la aventamos al mar, realmente no sabemos nunca a donde y con quien va a llegar, pero siempre será grato como realizador poder coadyuvar en el gozo de la gente a través de la risa, acompañada del conocimiento.”
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