domingo, 7 de noviembre de 2010

El secretario y la chatarra


Enrique López Aguilar
alapiz@hotmail.com

El secretario y la chatarra

El secretario es entenado político y personero de El Reyecito y La Bruja. Como el Flautista de Hamelin, se cree llamado a conducir la vida, salud y educación de los niños mexicanos autorizando el consumo de productos expendibles en las cooperativas escolares, para lo cual cuenta con el apoyo del secretario de Gesundheit, quien considera que no problem con esa “clase de productos” ofrecidos en escuelas primarias y secundarias públicas: charritos, papas, pastelitos grasosos, refrescos, chamoyes y cuanta cosa engordante, adictiva, masuda, agridulce y azucarada se tolere en lugares poco cooperativos para la salud de los niños en la vida cotidiana y futura, pero llenadores de la tripa hambrienta. Al igual que en Irak, ambos secretarios se otorgan plazos comodísimos para el retiro de los miasmas: si diosito quiere, en los años 2015, 2036, o 2050, porque la cosa no es fácil, sobre todo si hay cochupo de parte de los fabricantes.
Como el secretario panista encargado de “regalar” los espectros televisivos a un grupo monopólico ya le ganó el bisne de las telecomunicaciones, el secretario de Modales dice ignorar, desconocer o no entender lo que significa el oscuro concepto de comida “chatarra”, desconocimiento de donde todos los mexicanos deducimos otro bisne. Quiero dedicar las siguientes líneas al arduo esfuerzo de hacerle entender al secretario de Modales (búsquese en cualquier diccionario de sinónimos el de “modales”) lo que significa el adjetivo “chatarra”, particularmente cuando se aplica al sustantivo “comida”, pues nunca está de más educar al ignorante, sobre todo si éste desempeña cargos públicos, cuyos enormes sueldos y amplísimas prestaciones (y los de sus asesores) se sostienen en los hombros de los contribuyentes. Si quedara espacio, le explicaré al secretario de Modales el significado de cochupo.

La palabra chatarra proviene del euskera txatarra, “lo viejo”), y se refiere al conjunto de trozos de metal de desecho, particularmente el hierro. Por extensión, “chatarra” se asocia con “basura”. El lenguaje es rico en elaboraciones espontáneas y populares de esas “extensiones” del sentido. Baste recordar, como ejemplos poéticos, que el nombre de la parte externa del aparato reproductor femenino, vagina, significa “vaina”,  “funda”, y que su nombre popular en México, panocha, se deriva del nombre dado a un dulce jugoso, derivado de las refinaciones del azúcar en los ingenios; en el caso del masculino, puede recordarse que pene significa “el que cuelga” y falo, “el que está erguido”, de donde la forma popular verga (nombre del palo o mástil mayor), de origen marítimo, asocia la imagen del mástil de los barcos de vela con la del falo.
Estos procedimientos de expansión del sentido de las palabras para hacerlas jugar inventivamente escandaliza a unos y al secretario le parecen incomprensibles. Para el caso de chatarra, su relación con la comida se hace de la siguiente manera (ojo, señor secretario): la llamada comida chatarra o basura contiene altos niveles de grasas, sal, condimentos y azúcares (estimuladores del apetito y la sed), aditivos como el glutamato monosódico (que potencia el sabor), o la tartracina (base de los colorantes comestibles).
Contra mis convicciones lingüísticas, citaré extensamente lo dicho por Wikipedia al respecto, para que el secretario esclarezca el concepto que le parece “abstruso” en el nivel que él comprende: “Potencialmente, todos los alimentos son perjudiciales para la salud si se abusa de su consumo, pero los que se consideran comida basura lo hacen en mayor medida por necesitarse menores cantidades para producir efectos adversos, o por consumirse en mayores cantidades, dada su facilidad de consumo [como en el caso de la] comida rápida […]. También puede ocurrir que determinados grupos de población, o los que padecen determinadas enfermedades previas, sean más sensibles a sus efectos. Suele relacionarse el consumo de comida basura con la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes del tipo II, las caries y la celulitis. La comida chatarra le brinda al consumidor grasas, colesterol, azúcares y sal, mientras [que] una verdadera comida debe proveer fibras, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales necesarios para el rendimiento del cuerpo.”
Cochupo es mexicanismo: “acto de corrupción”, “acuerdo ilícito que beneficia a todos los involucrados” (menos a los consumidores de comida chatarra).
Si esto aún es incomprensible, ¿qué tal si le damos una dieta sexenal con comida chatarra a su familia y a usted, señor secretario?

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