martes, 2 de noviembre de 2010

Malas noticias

Malas noticias

Posted: Noviembre 1, 2010 by aselaviar in periodismo
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Rosa María Calaf, Mayte Carrasco, Rafael Maturana y Aurelio Martín hablan de periodismo y libertad de expresión en la UC3M
76 periodistas asesinados, 33 periodistas secuestrados, 573 detenidos, 1456 agredidos o amenazados… Son los datos que arroja el informe de 2009 de Reporteros Sin fronteras, unas cifras que recuerdan que la información y los informadores siguen estando en el punto de mira y que tristemente la verdad sigue siendo incómoda para muchos.
Rafael Maturana, miembro directivo de la junta de Reporteros Sin Fronteras, repasó la situación de los periodistas alrededor del mundo y expuso la lista de los diez países peor valorados por la organización, “donde es mejor no ser periodista”, aseguró. El pódium lo ocupan Eritrea, Corea del Norte y Turkmenistán, seguidos por Irán, Birmania, Sudán, china, Yemen, Ruanda, Laos y Guinea Ecuatorial. En noviembre de 2009, 32 periodistas eran asesinados al sur de Filipinas en una emboscada política, poco antes, en julio,  la censura y la represión asaltaban las elecciones en Irán, mientras tanto, México dejaba un goteo constante de informadores acribillados…A la hora de hacer balance, 2009 dejaba 76 periodistas muertos, 16 más que el año anterior.
Las cifras así expuestas parecen no decir nada. Por eso es necesario poner nombre y apellidos a los que cada día se juegan el tipo para informar desde los lugares más convulsos del planeta. Algunos lo hacen por vocación, muchos otros por necesidad. Mayte Carrasco tiene la suerte de pertenecer al primer grupo, al de los periodistas que voluntariamente acuden a los lugares en conflicto para contarlo. Las condiciones laborales de los corresponsales son pésimas. Y la culpa, en gran medida, es de los propios periodistas, que han aceptado estas reglas del juego. “El corresponsal de guerra es una especie en extinción”, afirmaba Myte Carrasco. El modelo de periodista freelance que se costea el viaje y que debe amortizarlo perjudica seriamente la calidad del trabajo, pero sobre todo, pone en peligro la seguridad de la persona. “Al billete de avión hay que sumarle 300 euros del seguro de repatriación, más 600 por el sobrepeso del  chaleco anti balas”, explicaba. Lejos de exigir mejoras laborales, hay periodistas dispuestos a hacerlo gratis.
“El periodismo era más fácil antes”, no lo dice cualquiera, lo dice Rosa María Calaf, la eterna corresponsal de pelo rojo y entonación cantarina que a través de las ondas de televisión española llegó durante décadas a todos los hogares. “Hay que luchar contra el concepto mercantilista de la sociedad”, proclamaba. “El periodismo riguroso y comprometido tiene que lidiar con la precariedad laboral de los periodistas y con la espectacularización de la información”. Como ejemplo de esta tendencia recordaba la ceremonia de los premios Príncipe de Asturias. ¿Por qué ningún medio se atrevió a doblegar el poder mediático de la selección de fútbol con el discurso sensato y conciliador del escritor libanés Amin Maalouf? Porque  prefieren “una sociedad que consuma pero que no piense”. De su exposición también merece la pena quedarse con dos recomendaciones, los libros “Identidades asesinas” y “El desajuste del mundo” del ya mencionado Amin Maalouf y, por supuesto, sus referentes periodísticos, Bárbara Walters y Enrique Meneses.
Al final de la conferencia una cosa estaba clara: la precariedad laboral es uno de los mayores riesgos para la libertad de expresión. “Antes era la censura, pero ahora muchas voces quedan silenciadas por la oficina de empleo”, exponía Aurelio Martín, vicepresidente de la federación de Asociaciones de periodistas de España. 10.000 periodistas en paro. Otra vez las cifras dando palos. “Se nos está quemando la casa a los periodistas”, afirmaba muy gráficamente. Esta situación terminará destruyendo la calidad. Por eso reclamaba que aquellos afortunados que estén trabajando lo hagan sin perder de vista su compromiso con la ciudadanía. “No se pueden permitir nuevas formas de control de los medios como las ruedas de prensa sin preguntas, porque atentan contra el derecho a la información veraz”. Pese a todo mandaba un mensaje de aliento: “pase lo que pase seguiremos informando”. Menos mal.

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